
LAS REPRESENTACIONES
La siguiente crítica corresponde al planteo que realiza Eisner acerca de las representaciones.
Nuestra presencia en el mundo hace que de una u otra forma intentemos comunicar, por ser inherente a nosotros, lo que nos sucede interiormente. Las artes, incluida la literatura, es una de las formas de representación de las que el autor nos habla. Interesante es presentar a las ciencias exactas, más precisamente a la matemática como una forma de representación válida, siempre en función de lo que se pretenda transmitir y a quienes se pretenda transmitir.
Aún así, es desde las artes que los límites se desencajan para fusionarse con los sentimientos, no porque no existan, sabemos que todo movimiento deviene de uno anterior y en tal caso se atiene o no a las normas que lo rigen, es decir que no es una concepción libre de condicionantes, pero es su perfil esencialmente humano, sus sentimientos los que embarcan al arte en un sinfín de significaciones que lo alejan definitivamente del simple y acotado dos más dos.
Surge entonces la necesidad de cambiar las formas de conciencia por parte del hombre y echando mano de la heurística incursiona más allá de los límites convencionales que repercute en su salud mental –al decir de Eisner.
Desde esa interacción con la realidad, el creador vuelve a reinventar infinitamente su representación como una concepción sensorial ya que se realimenta.
Es su posibilidad de expresión intrínseca lo que alimenta al artista y su búsqueda de una sintaxis figurativa mediante nuevas combinaciones de elementos.
Las escuelas están muy lejos de estas formas de representación. Todo en la escuela es reglado. Probablemente sean tiempos de “abandonar” al estudiante y valorarlo como librepensador para descubrir nuevas formas de encuentros en el proceso de aprendizaje.
Vale aclarar que, desde mi experiencia personal y en el marco de la carrera de Lengua, recibimos una capacitación acorde con las últimas tendencias informáticas aunque la problemática subyacente sea la ausencia de una infraestructura adecuada y la posibilidad de un acceso más fluido al hardware. ¿Es esto parte de nuestra realidad subdesarrollada en donde la posibilidad de avance está encubierta? ¿No es una muestra cabal de nuestro posicionamiento con respecto a otros niveles de enseñanza?
Más allá del párrafo anterior cierro estos pensamientos con el convencimiento de que la educación, en su variada gama de posibilidades, nos invita una vez más a incursionar en la tecnología como herramienta didáctica y como un umbral que nos urge pasar para lograr aportes significativos, pragmáticos y trascendentes en este nuevo orden mundial.
La siguiente crítica corresponde al planteo que realiza Eisner acerca de las representaciones.
Nuestra presencia en el mundo hace que de una u otra forma intentemos comunicar, por ser inherente a nosotros, lo que nos sucede interiormente. Las artes, incluida la literatura, es una de las formas de representación de las que el autor nos habla. Interesante es presentar a las ciencias exactas, más precisamente a la matemática como una forma de representación válida, siempre en función de lo que se pretenda transmitir y a quienes se pretenda transmitir.
Aún así, es desde las artes que los límites se desencajan para fusionarse con los sentimientos, no porque no existan, sabemos que todo movimiento deviene de uno anterior y en tal caso se atiene o no a las normas que lo rigen, es decir que no es una concepción libre de condicionantes, pero es su perfil esencialmente humano, sus sentimientos los que embarcan al arte en un sinfín de significaciones que lo alejan definitivamente del simple y acotado dos más dos.
Surge entonces la necesidad de cambiar las formas de conciencia por parte del hombre y echando mano de la heurística incursiona más allá de los límites convencionales que repercute en su salud mental –al decir de Eisner.
Desde esa interacción con la realidad, el creador vuelve a reinventar infinitamente su representación como una concepción sensorial ya que se realimenta.
Es su posibilidad de expresión intrínseca lo que alimenta al artista y su búsqueda de una sintaxis figurativa mediante nuevas combinaciones de elementos.
Las escuelas están muy lejos de estas formas de representación. Todo en la escuela es reglado. Probablemente sean tiempos de “abandonar” al estudiante y valorarlo como librepensador para descubrir nuevas formas de encuentros en el proceso de aprendizaje.
Vale aclarar que, desde mi experiencia personal y en el marco de la carrera de Lengua, recibimos una capacitación acorde con las últimas tendencias informáticas aunque la problemática subyacente sea la ausencia de una infraestructura adecuada y la posibilidad de un acceso más fluido al hardware. ¿Es esto parte de nuestra realidad subdesarrollada en donde la posibilidad de avance está encubierta? ¿No es una muestra cabal de nuestro posicionamiento con respecto a otros niveles de enseñanza?
Más allá del párrafo anterior cierro estos pensamientos con el convencimiento de que la educación, en su variada gama de posibilidades, nos invita una vez más a incursionar en la tecnología como herramienta didáctica y como un umbral que nos urge pasar para lograr aportes significativos, pragmáticos y trascendentes en este nuevo orden mundial.
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